SOCIOLOGIA DE LA DOLARIZACION EN LA ARGENTINA

SOCIOLOGIA DEL DÓLAR:

Exceptuando Estados Unidos, en Argentina hay más billetes de dólares por persona que en cualquier otro país del mundo.

Las prácticas de dolarización de activos en la Argentina remontan sus orígenes hacia la década de 1950, aunque sólo para comienzos de los años setenta alcanzan una magnitud y relevancia estructural (Gaggero, 2012). Desde entonces, y bajo distintos escenarios económicos y políticos —con crecimiento o con recesión, con alta o baja inflación, con endeudamiento o desendeudamiento externo, con gobiernos autoritarios o democráticos—, la dolarización de activos se ha presentado como una constante entre las prácticas monetarias locales. Actualmente alcanza su máximo histórico al aproximarse al equivalente al 40% del PBI, convirtiendo a la Argentina en el segundo país con mayor cantidad de dólares per cápita luego de su país emisor: los Estados Unidos…” (María Soledad SANCHEZ, Licenciada en Sociología y doctoranda en Ciencias Sociales de la UBA. Becaria del conicet, con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani (UBA).

En Argentina el dólar es un tema tan importante que existe una rama de estudio llamada “sociología de la dolarización” y de allí se extractan algunos párrafos de destacados investigadores .
Los precios de los inmuebles están en dólares:La dolarización del mercado inmobiliario comenzó en 1977: el 16 de julio de ese año aparecieron los primeros avisos clasificados en el diario La Nación ofreciendo inmuebles valuados en dólares (ver imagen 2). Aunque escasos, marcaban el inicio de un proceso que se extendería durante los meses siguientes: menos de un año después casi el 20% de los avisos clasificados estaba nominado en la divisa norteamericana, y en mayo de 1980, en 9 de cada 10 avisos los precios de las propiedades estaban indicados en dólares. En menos de tres años, el mercado inmobiliario se había dolarizado prácticamente por completo” (El origen de la dolarización inmobiliaria en la Argentina; Alejandro GAGGERO, Doctor en Ciencias Sociales (UBA). Becario Postdoctoral del conicet e investigador del idaes/unsam. Docente de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) y de la UNSAM. Pablo NEMIÑA, Doctor en Ciencias Sociales (UBA). Investigador del conicet, del idaes/unsam y la flacso. Docente de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) y del idaes/UNSAM)

Se puede comprar en dólares en el supermercado y en muchos comercios se puede pagar con dólares y, sobre todo, las expectativas inflacionarias están fuertemente atadas a las expectativas en torno al precio del dólar.

El ahorro en dólares forma parte del repertorio financiero de una parte de la sociedad argentina desde hace cuatro décadas. Es una práctica en la que se han socializado al menos dos generaciones y que, aunque en su origen estuvo indisociablemente ligada al crecimiento de la inflación, con el tiempo fue mostrando cierta autonomía respecto de ella. En ese sentido, su persistencia hoy se explica tanto por la búsqueda de un refugio frente al deterioro del poder de compra del peso, como por su carácter inercial: es una práctica aprendida, que forma parte del repertorio de experiencia de los agentes…” (Economía y cultura en las interpretaciones sobre los usos del dólar en la Argentina Mariana Luzzi Doctora en Sociología de la École des Hautes Études en Sciences Sociales. Investigadora docente en el Área de Sociología del Instituto de Ciencias, Universidad Nacional de General Sarmiento).

La gente “piensa en dólares”, y esto complejiza cualquier expectativa.
Parece evidente que la psicología de la inflación es tan importante como el estudio de los factores económicos”, escribía Humprey B. Niell en “El Arte del Pensamiento Contrario” a comienzos de los años 50 del siglo pasado.

Otra de las dificultades para la disminución del peso del dólar en las prácticas económicas está en la dolarización del mercado inmobiliario. Como se ha señalado en repetidas oportunidades, ese rasgo —excepcional en la región— es uno de los principales obstáculos para la desdolarización, en la medida en que el acceso a la vivienda es una de las finalidades primordiales del ahorro de amplios sectores de la población…” (LUUZI, Mariana, id. Ob. Cit.)

En este caso es claro: cada vez que el dólar se mueve un poco y los medios comienzan a hablar de esto, se produce una especie de histeria colectiva por hacerse de la moneda. O por comprar cosas adelantándose a lo que los argentinos llaman “el inminente traspaso a precios”.
Hay muchos artículos que no están atados al precio del dólar, pero los productores suben los precios igual. Porque muchas veces la psicología es más fuerte que cualquier fundamento económico, algo que le agrega una tensión especial a la pregunta sobre cómo maximizar las inversiones en contextos de incertidumbre.
Les sucede a las empresas al hacer sus proyecciones de negocio y les sucede a las personas al calcular sus propias finanzas.

C. L. trabajaba en un banco desde el que fugaba al exterior dinero de empresarios, pero hace dos años vio que podía hacerlo por cuenta propia. Entonces abrió una cuenta en las Islas Vírgenes Británicas, uno de los tantos paraísos fiscales que pueblan la Tierra, para comenzar a operar. Para eso contrató a un gestor que cobra entre 3.000 y 6.000 dólares por transacción. Una persona de su confianza aportó el capital para llenar esa cuenta de “verdes” desde otra que también tenía en el extranjero. Cuando uno de sus clientes quiere fugar una cierta cantidad de dólares, le lleva los billetes a su oficina. Entonces C. L. ordena el giro de esa cifra desde su cuenta caribeña a alguna que su cliente tenga en el exterior. C. L. se queda con los billetes. C. L. vivía pendiente de las horas o los días en que una transferencia demoraba en confirmarse… Los clientes de C. L. son de su entorno social: familiares, amigos, ex compañeros de colegio o conocidos de conocidos. —La gente busca personas de confianza porque va y viene mucha plata. Tiene miedo a que le den billetes falsos y después no le puede reclamar a nadie. Tiene miedo a las “salideras” —robos al salir de un banco o, en este caso, de una “cueva”—. No quieren ir a un lugar que parezca una “cueva”. Por eso tenemos oficina en el Microcentro. Ahí la gente se mimetiza con los que van al banco. C. L., que en varios pasajes de la conversación susurra para que no lo oigan los parroquianos de otras mesas, cuenta que trabaja con un socio y tiene un empleado de 25 años que no estudió nada, pero es de “buena familia y honesto”, para trasladar plata cuando no es mucha. C. L. dice que le paga bien. —Es fundamental el recurso humano, porque tus clientes lo ven. C. L. no quiere agrandar el boliche... Lo que está claro para los “cueveros” es que los liquidadores deben ser personas de confianza que no inventen que les robaron todo en la vía pública. Las grandes “cuevas” están más tranquilas: algunas pueden darse el lujo de contratar policías de civil para acompañar a los liquidadores…”. (El submundo de las “cuevas”; Alejandro BERCOVICH, Licenciado en Economía y docente, ambos por la uba. Periodista especializado en temas económicos en gráfica (revista Crisis y diario Buenos Aires Económico), radio (rock & pop y metro) y televisión (América 24). Alejandro REBOSSIO Máster en Periodismo y licenciado en Comunicación Social. Profesor del máster en Periodismo Digital en ie, de Madrid. Corresponsal en Buenos Aires del diario El País. Colaborador del diario La Nación y las revistas Anfibia y Crisis).

La posconvertibilidad marcó el final de la valorización financiera y ajuste estructural a la vez que las políticas desarrolladas generaron un fuerte crecimiento del producto (y de la industria, destruida por el antiguo patrón de acumulación). Durante esta etapa las divisas del país (que crecieron fuertemente) financiaron el proceso de crecimiento (las importaciones tienen una relación directa, cíclica, con el PIB), el pago de deuda y a financiar la extranjerización de la estructura económica argentina (vía remisión de utilidades). Aún vigente la libertad en el mercado cambiario, en coyunturas políticas particulares (como por ejemplo una elección o una disputa particular con algún grupo de poder) se registraron fuertes corridas cambiarias. En estos casos, las divisas fueron utilizadas como forma de resolución del conflicto pero la sociedad pagó el costo con la pérdida de reservas…” (El dólar, de Perón a CFK; Sebastián ACKERMAN, Licenciado en Ciencias de la Comunicación (fsoc- UBA), Especialista en Gestión de la Empresa Periodística (fsoc- uba), docente e investigador de la Facultad. Esteban ACKERMAN, Licenciado en Ciencia Política (fsoc- UBA), Maestrando en Economía Política (FLACSO).