Un 25 de mayo de 1977 la dictadura militar que gobierna en la Argentina rechazó el resultado del laudo que le era favorable al reclamo chileno sobre el Canal de Beagle. Y así comenzó la insensatez…..
La operación Soberanía: Fue puesta en marcha la noche del 21 al 22 de diciembre de 1978 por la Junta de Gobierno Militar de la Argentina, el 4º Batallón de Infantería de Marina debía desembarcar en las islas en disputa a la hora 4:00 del 22 de diciembre. Los militares argentinos comienzan a movilizar tropas, aviones y buques con el objetivo de tomar por la fuerza la región en litigio. Para ello planificó bajo el nombre de Operación Soberanía una acción militar contra Chile, con el fin de ocupar las islas que el laudo arbitral de 1977 le había otorgado a Chile, e invadir su territorio continental si fuera necesario.. Helicópteros de la Fuerza Aérea, Ejército y la Armada transportarían al batallón. Este plan de acción militar incluía la ocupación por medio de la fuerza de las islas que el laudo había reconocido como chilenas y que se hallaban bajo control chileno, algunas desde 1892.
Sin embargo, desde Estados Unidos le hicieron saber a la Junta Militar Argentina que un acto de este tipo es condenado por: la carta de las Naciones Unidas en el artículo 2, inciso 4, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) (art. 1), la carta de la OEA (art. 22) y que: “Si ustedes toman una sola roca, por minúscula que sea, el gobierno de los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN los van a calificar de agresores. Le pediría que transmitiera este mensaje con claridad absoluta a Buenos Aires. El presidente Carter está al tanto de nuestra conversación…”.
Algunos dicen que la operación iba a realizarse pero la autoridad moral del papa Juan Pablo II fue una razón para abortarla así como la certeza de que serían condenados internacionalmente como agresores. Además, las seguridades de una resistencia “simbólica” de parte de Chile y una victoria fácil se fueron desvaneciendo día a día al ver que, a pesar de los intentos de amedrentamiento, Chile no cambiaba su posición. La cita de los militares argentinos en esa época era “…en 6 horas estamos en Santiago, tomamos champgane en la Moneda y después nos vamos a orinar a Valparaíso“.
El plan de ataque se vuelve luego una ofensiva destinada a invadir el sur de Chile y ocupar las ciudades de Puerto Montt, Santiago y Valparaíso. Por pedido de Chile, interviene el Vaticano. El enviado del Papa, el Cardenal Antonio Samoré, inicia frenéticas negociaciones con ambos gobiernos. En las primeras horas del 22 de diciembre de 1978 la flota argentina está en posición para iniciar el ataque, pero es retrasada por una tormenta. Esa demora le da tiempo al enviado papal para obtener un compromiso de paz, usando incluso la amenaza papal de excomulgar a los generales que se lancen a la guerra. La tormenta en el sur, frena una masacre que hubiera costado decenas de miles de muertos a Latinoamérica.