HAY UN STRESS BUENO Y UN STRESS MALO ???
El stress es un proceso que se inicia cuando percibimos que una situación o acontecimiento desborda los recursos que tenemos para afrontarla, así cada vez que sufrimos demandas que superan nuestros recursos, se desencadena una respuesta de stress.
En términos evolutivos, el stress fue indispensable para la supervivencia del animal y de nosotros mismos (el homo sapiens).
Si un animal se encuentra con un depredador, necesita una respuesta fisiológica inmediata que le permita enfrentarse a este tipo de emergencias. Para la mayor parte de los animales el stress consiste en una crisis pasajera. Luego de escapar de un depredador, el agente estresante desaparece y el animal puede recuperarse del exceso de energía que requirió la situación.
El organismo del ser humano se encuentra bien equipado para enfrentarse a situaciones demandantes o emergencias de corto plazo. Sin embargo, en los seres humanos, este proceso no es tan simple. Las personas contamos con la capacidad de anticipar problemas y estresarnos durante dias o semanas por hechos que en realidad solo ocurren en nuestra mente. De esta forma, activamos durante mucho tiempo un sistema fisiológico que ha evolucionado para responder a emergencias de corta duración. Durante el stress nuestro cuerpo libera una hormona llamada cortisol, que es la que nos brinda el extra de energía que necesitamos para afrontar demandas. El problema es que esta hormona fue diseñada para situaciones de corto plazo y no para prolongados periodos de tiempo.
El stress saludable involucra dos fases: a) una fase de tensión, donde el organismo invierte un extra de energía para responder a las demandas de la situación, y b) una fase de restauración¸ en donde el organismo debe invertir energía en recuperarse. Mientras estas fases se sucedan con normalidad, podemos hablar de un proceso saludable de stress. Es decir, está bien que en determinadas situaciones o períodos nos veamos demandados y debamos exigirnos un poco más de lo que hacemos habitualmente.
Los problemas asociados al stress surgen cuando este proceso natural se ve interrumpido. Esto puede ocurrir fundamentalmente por dos motivos: a) por excesos de demandas, que llevan a que nuestro organismo pase de una fase de tensión a otra fase de tensión, o b) por la interrupción de la fase de recuperación; esto puedo ocurrir, por ejemplo, cuando no logramos resolver el tema que nos está estresando o seguimos pensando en estos temas a pesar de que ya no sea necesario. Si esto ocurre, el estrés pasa de ser saludable a ser crónico. El stress crónico debe aprender a gestionarse, ya que puede generar consecuencias adversas a nuestra salud, motivación y desempeño. Cuando el stress se vuelve crónico, aparecen dos síntomas típicos: el agotamiento y el cinismo.
Estos síntomas de agotamiento ocurren, en parte, por la falta de recuperación. Si no tenemos esos períodos de recuperación, y de forma prolongada tenemos un desgate energético extra, comenzaremos a experimentar los síntomas de agotamiento y comenzarán a aparecer síntomas de cinismo. Los síntomas de cinismo hacen referencia a la sensación de pérdida de interés y orgullo por lo que hacemos. Cuando estamos bajo los efectos del stress crónico, comenzamos a sentir que nuestro trabajo o actividad no tiene sentido. Nos empieza a dar lo mismo si lo hacemos bien o lo hacemos mal. Cada vez nos resulta más difícil sentirnos entusiasmados o motivados Como dijéramos, los síntomas de cinismo ocurren debido a que durante el stress nuestro cuerpo libera una hormona llamada cortisol, que es la que nos brinda el extra de energía que necesitamos para afrontar demandas. El problema es que esta hormona fue diseñada para situaciones de corto plazo. Si nos estresamos de forma crónica, y nuestro cuerpo continuamente segrega esta hormona, pueden verse afectadas otras áreas de nuestro cerebro. Elevados niveles de cortisol se asocian a una baja en el sistema dopaminérgico. La dopamina es un neurotransmisor que juega un papel muy importante. Si el funcionamiento del sistema dopaminérgico se ve afectado, cada vez nos resultará más difícil experimentar emociones positivas y sentirnos motivados. A partir de esto es importante hacer dos aclaraciones: la primera, es que los síntomas de cinismo son una consecuencia del stress crónico, es decir, que podemos ser personas muy responsables e interesadas en nuestra carrera, pero si estamos bajo los efectos del stress crónico probablemente desarrollemos síntomas de cinismo (y la consecuente sensación de desinterés y desmotivación). Todos estos síntomas puedden ser reversibles y diversos estudios han demostrado que al disminuir los niveles de estrés también disminuyen los síntomas de agotamiento y cinismo.